El amor se llama Kira

Cuando te pregunten de donde eres, responde “nací en Venezuela, pero soy de los anhelos, el corazón y la manifestación del amor de quién hablaba de mí antes de que mis padres se conocieran y siquiera pensaran en ser padres, soy el sueño más bonito y hecho realidad de mi abuela Thamara”. 

Eres hermosa, perfecta, sana, inteligente, y tu aspecto es común en el lugar donde irás a vivir con tus padres dentro de poco, serás una británica más, pero solo en tu apariencia, porque cuando te oigan hablar, o te vean bailar, sabrán que en ti hay una hermosa mezcla de razas, de genes, de culturas, y tu andar revelerá que también eres venezolana. 

Llegaste de manera inesperada para tus padres, solo para ellos, porque yo ya te sabía en mi vida hace años, te amé y te imaginé antes de que existiera tan solo la posibilidad de tu llegada.

Tu mamá dice siempre que yo la embaracé, que soy una manifestadora increíble, y sí, el dicho popular que dice “intenciones no preñan”, acá sin duda alguna no se cumplió, mi intencionalidad y profundo anhelo te trajeron a este plano material donde te estoy disfrutando desde el primer instante que supe que estabas dentro de mi hija.

Dios conocía tanto mis anhelos de tenerte en mi vida, que no escatimó en detalles, desde que quise ser abuela hablaba de una “nietica”, y mi nieta era específicamente una hija de mi hija. Dicen que eso hace más fácil la manifestación, tener absoluta claridad de lo que se desea, y yo sin duda, siempre la tuve.

Así que cuando supe que mi hija estaba embarazada, yo sabía que eras una niña, sana y perfecta como llevaba años imaginándote. 

Luego ocurrieron varios eventos importantes en donde estuve en primera fila, el momento en el que tus padres supieron que estaban embarazados, los vi transitar desde el susto y la sorpresa, hasta la alegría y la felicidad de hacer planes como familia. 

Fui la persona que más te habló durante el embarazo, y mi voz fue la primera que escuchaste cuando naciste, también pasamos juntas y despiertas tu primera noche de nacida en la clínica, tengo videos invaluables de esa noche, donde te canté canciones que compuse en ese instante para tí. 

Cuando tuve a tu mamá, el amor dentro de mi se expandió de una manera inimaginable, mi hija le dio sentido y propósito a mi vida a los 18 años, y súbitamente supe hacer cosas y cuidar a tu mamá, aunque a veces no sabía ni como cuidar de mí. 

Si le comentas a tu mamá sobre mis métodos de cuidado a mis 18 años, seguro te cuenta lo de su primera sopa, fue de lagarto, con yuca licuada (es que no sabía como eran las verduras), y azúcar (es que a tu mamá no le gustaba lo salado y había que cumplir con la misión de su primera sopa). 

Luego vino tu tío Eduardo Luis, y realmente pensé que no me quedaba nada más por saber del amor, dos seres humanos que habían nacido de mí me decían “mamá”, la palabra más dulce del mundo, ¿qué más se puede amar?

Pera esa noche del 09 de Diciembre del 2022, tu primera noche, mientras te cargaba y te cantaba, supe que algo había cambiado. Tu mamá dormía cansada luego de la cesárea, y tú y yo despiertas, cantando y bailando en la habitación, y en ese momento caí en cuenta de que yo era tu segundo apego, tu segundo refugio seguro luego de tu mamá, al menos hasta que llegara tu papá a Venezuela. 

Tienes un papá maravilloso, pero por cosas que pasan en una historia de amor entre una venezolana y un británico, no pudo estar el día de tu nacimiento.

Al día de hoy, 26 de Marzo 2023, tienes 3 meses y medio, y así va nuestra historia: fui la primera en darte un tetero (con leche materna claro está), la única que se ha quedado sola contigo (por pocas horas, tu mamá no te suelta), mi hombro es tu espacio favorito para vomitar (es increíble a veces esperas que te saque de la cuna o que tu mamá te suelte), te conozco todas tus caras, tus sonrisas, tus intentos de hablarme (sí, cuando te hablo intentas responderme, tengo videos que lo certifican), tu enternecedor olor de bebé, tus llantos por ganas de teta, o cuando son lo que yo llamo “el tesoritismo”, que es una suerte de cárgame parada (manera familiar de llamar a la malcriadez) y ganas de que te den amor y atención.

Tu mamá y yo sabemos que no te gusta estar sola, te gusta estar siempre presente e inmersa en la dinámica del momento, amas cuando te hablo, y yo me derrito cuando intentas responderme.

Quiero ver tu cara cuando pruebes el primer alimento (tranquila que no será sopa de lagarto, con yuca y azúcar, tus padres son vegetarianos y además no consumen azúcar), saber que fruta te gusta más, verte tu naricita arrugada cuando pruebes el limón, verte dando tus primeros pasos, oír tu primera palabra y escucharte pedirme cualquier cosa, la que sea, cuenta con eso (salvo que sea un refresco, porque tu mamá me quita la custodia compartida).

El amor tiene tu nombre, y es dulce, tierno, cálido, infinito, robusto, único, es un lazo que ya existe entre las dos, es un susto al que deberé silenciar o al menos bajarle el volumen, el amor eres tú, y tú eres la mayor GRATITUD de mi vida.

Eres dulce y tierna, es tu lado más obvio, cualquiera lo puede percibir, pero sé que esa dulzura danzará en armonía con un carácter firme y determinado, conocedor del respeto por los demás, pero muy especialmente del respeto por tí misma, veo en tus caras y reacciones que sabes como comunicar lo que te gusta y lo que no, cuando te abrazo duro o te beso fuerte, no te gusta y lloras, cada vez que lo hago, te molestas, y soy tu abuela, pero igual no te gusta y me lo dejas saber. Eso siempre debe ser así, fija tus límites y respétalos, si tú lo haces, los demás también lo haremos. 

GRACIAS por haber hecho manos, brazos, deditos, rostro, y cuerpo sano y perfecto, mi sueño, y mi más profundo anhelo de ser abuela de una nietica.

Te prometo estar siempre para ti, cuando no te quieras parar temprano, cuando te quieras dormir muy tarde, cuando quieras comer dulces y harinas, cuando no quieras comer brócoli (tus padres lo aman, espero que te guste), cuando quieras rayar las paredes, dejar los juguetes sin ordenar, o cualquier vaina de la que te quieras zafar, de esas vainas fastidiosas que los padres dicen que hay que hacer, a fin de cuentas si las abuelas nunca han críado, y siempre han malcriado, ¿qué se puede esperar de la tuya?

Viniste al mundo a hacer todo mejor y más bonito, a cambiarle los planes a tus padres, que quizás tenían unos planes más relajados, pero tú les diste los mejores planes del mundo, y les diste una familia.

Desde que naciste, he visto como día a día se expande exponencialmente el amor de tu mamá por tí, lo he visto, y lo estoy disfrutando, y le he dicho a mi hija varias veces “te dije que no había manera de explicarte lo que se ama a un hijo”.

Dios te bendice y te guarda siempre mi nieta amada, el amor eres tú, y se llama Kira Howarth Rojas.

Oportunidad 🍀

Sí, tú puedes 🍀

¿Han escuchado que la pintan calva?, pues así la pinten con pelos lo cierto es que a mi en la vida me preocupa muchísimo más dejar pasar una oportunidad o no intentarlo, que el tiempo que la disfrutaré o si fallaré o me equivocaré al tomar esa decisión. Equivocarse es el riesgo implícito por estar en este camino llamado vida.

Siempre recuerdo algo que leí, que parafraseando decía así “nadie al filo de la muerte lamenta sus errores, pero todos lamentan lo que no se atrevieron a intentar”.

Esa jamás será una asignatura pendiente para mi, si me dijeran, defina con un gerundio su vida, sin duda es “viviendo”, vivir es reír, llorar, equivocarse, morirse de miedo pero igual hacerlo, pensar “qué bolas tienes tú Thamara, ahora dizque escritora”, pero igual escribí un libro desnudando el alma y como me dijo mi amiga del alma Marimonti “tú sí eres arrecha, hasta la cara tuya le pusiste a tus historias”, refiriéndose a que la portada de mi primer libro tiene mi foto. 

Es que si me voy a atrever, es con todo, que el susto valga el esfuerzo. Si vamos a soñar, ¿qué más da que el sueño sea enorme o pequeñito?, de cierta manera vivir con un sustico en el estómago podría ser la señal de que estamos viviendo del carajo y sin fecha de caducidad. Créanme que después de los 50, la cosa se pone mejor (sí cuidas tu salud claro está, comentario pajúo pero cierto). 

Por ejemplo, si quieres invitar a alguien a salir, ¿qué es lo peor que podría pasarte?, que te diga que no, si vas a invertir un dinero, lo peor que podría pasar es que lo pierdas todo o una parte, si quieres llamar a un nuevo cliente y te da temor, lo peor es que te diga que no está interesado en tu producto. 

Pero, ¿y si te dicen que sí y es la historia de amor de tu vida?, ¿y si ese negocio te hará prosperar en dimensiones inesperadas?, ¿y si ese nuevo cliente compra tu producto y te refiere a un montón de clientes más y hace que tus ingresos se tripliquen?, ninguno de los dos escenarios está garantizado, pero aun cuando pase lo peor, haberlo intentado te hará sentir en paz. 

Frecuentemente escuchamos “en la vida o se gana o se aprende”, y claro, cuando lo que sentimos es que hemos perdido, de momento no vemos el aprendizaje en ninguna parte y hasta rabia nos da esa frase. Pero quisiera saber, en el ejemplo de la inversión, si volverías a invertir en lo mismo y en las mismas condiciones, ¿te das cuenta?, sí aprendiste algo.

Yo me estoy gozando tanto esto de escribir, que la Thamara López del futuro, estaría muy pero muy molesta con la Thamara del 2020 si no hubiese dado el salto de fe y comenzado a escribir. Yo aún no sé cómo va a salir esto, pero si ya lo estoy disfrutando, esto ya está funcionando para mi.  

Mi libro ya está en Amazon, está en preventa, y sale oficialmente el 02 de Octubre 2022, el día del cumpleaños de mi hija, y de verdad casi no lo puedo creer. No sé nada del mundo editorial, no tengo idea como hago lo que estoy haciendo, parece magia, todo fluye, yo escribo, me río, soy feliz, y mi primer libro Escribir, Soltar, Sanar, ya está en Amazon, es todo lo que sé. 

Yo he sido una mujer muy atrevida, he hecho cosas realmente imprudentes, alocadas, absurdas, pero Dios siempre ha puesto orden en mi caos, y victorias en mi vida. Así que prometo seguir igual de torpe y osada, igual de feliz y confiada, porque vivir con un sustico en la barriga es sabroso y mantiene a mi niña interior, muy despierta y muy feliz. 

Total, lo que a mí me falta, Dios lo tiene de sobra, y Él y yo siempre andamos juntos 🍀

Solo vive tu vida 🍀


En gerundio

En este momento me estás leyendo, estás respirando, estás mirando, estás viviendo, la vida está ocurriendo en este momento, así qué ¿a qué anhelo tendrías que renunciar?, ¿porqué habríamos de decir o pensar “ya en esta vida no fue”? Te cuento, ésta vida nuestra está en gerundio, estamos viviendo, ¡estamos vivos!, así qué esto no se acaba hasta que se acaba.

Pongamos un ejemplo real de una limitación para ser o hacer algo, siendo realista a mis 50 años no puedo decidir que a partir de mañana seré bailarina clásica, ya que es una actividad en la cual se comienza desde muy niña, pero sí que puedo bailar salsa por horas sola o acompañada. Hoy de hecho lo hice en el gimnasio donde entreno, saqué a bailar a dos de mis compañeros de training, y lo logré, bailaron conmigo. Digo lo logré porqué allá nadie baila, pero eso no me detuvo ni me detiene en casos similares.

¿A qué viene esto?, hoy una prima muy querida, de esas personas que siempre está para todos, pero la mayoría de las veces no está para sí misma me dijo “Yo soy muy dura conmigo, me juzgo demasiado, creo que he debido esforzarme más, hacer las cosas de otra manera”, y yo inmediatamente le dije “somos un gerundio”, mañana puedes ser y comenzar a hacer lo que quieras, y de allí surgió la inspiración para escribir hoy.

Mis letras siempre van así, de la vida, genuinas, reales y cercanas, muchas veces los amigos que me leen me dicen “¿qué pasó, no he visto más artículos?, y no es que me sienta orgullosa ni que considere que esté bien, pero no puedo escribir sin inspiración real. Sé que los grandes escritores escriben con robusta disciplina, pero yo hasta ahora escribo con un vibrante corazón, espero en algún momento encontrar la manera de amalgamar ambas, la disciplina con la inspiración.

Mi prima sin saberlo me hizo entrar en una reflexión profunda de la vida, de nuestros anhelos, de lo que cuenta y del autosabotaje. Lo que realmente necesitamos para experimentar plenamente la vida es, nuestro cuerpo físico y salud mental, por tanto, teniendo éstas dos fortalezas, no hay lamento válido, cualquier asignatura pendiente puede ser materia aprobada en el futuro. 

La vida es aquello que pasa mientras postergas ir a la playa en espera de lucir mejor, son aquellos encuentros, momentos y cafés que vas posponiendo porque no tienes tiempo, son todos aquellos “un día de estos”, “algún día”, fechas que no están en ningún calendario. De niña recuerdo que mi mamá no iba a ninguna fiesta, ni salía a nada por diversión, pero siempre que alguien fallecía, mi mamá podía atravesar el país, viajar con incomodidades, y hasta pedir permiso en su trabajo cosa que nunca hacía, para asistir a un funeral. Yo cuando la veía haciendo maletas le preguntaba inmediatamente «¿Quién se murió mamá?.

A veces aprendemos desde el ejemplo, y otras desde lo contrario, a mi eso me hizo mucho ruido y desde siempre he procurado en mi vida momentos placenteros, elijo darle prioridad a las risas sobre las lágrimas, jamás me conecté con eso de preferir ir a un funeral que a una fiesta. Prefiero reír que sufrir. Sé que hay un montón de vainas que traemos de infancia, y parte de ellas puede ser pensar que los sueños no se cumplen, pero la buena noticia es que todo patrón o creencia limitante, lo podemos cambiar a voluntad.

Yo prefiero los planes de ya para ya, para mi son mejores así que agendar algo, y es que si lo puedo hacer en ese instante, ¿para qué lo voy a posponer?, me sucede mucho que me dicen “cuando quieras nos tomamos un café”, y yo muchas veces he respondido “quiero ya”, y tomo a la persona del brazo y nos vamos a tomar el café.

Generalmente me miran sorprendidos y se ríen, casi nadie se espera esa respuesta, estamos muy acostumbrados al “un día de estos cuadramos”, yo elijo muchas veces el ya para ya, y amo cuando me aceptan el plan inmediato. En todos los casos, la hemos pasado muy bien.

Pero en realidad no fue la procrastinación lo que me inspiró a inscribir, sino el pensar y el sentir que ya se nos fue el tren, una especie de tren de la vida despiadado, que pasó muy de prisa y nos mira con desdén luego de «cierta edad». Ese tren que para nuestra mentalidad no regresa, nos deja la sensación de que ya pasó el tiempo de vivir como queremos, de hacer realidad nuestros sueños. Yo realmente no entiendo eso, si estamos vivos, ¿porqué no habrías de cumplir tus sueños”, bueno, salvo que sean como el ejemplo de la bailarina clásica. Para mi esa «cierta edad» no existe, eso de «ya no tengo edad para eso», de verdad no me conecto con esa emoción. Anda para mi cuenta de TikTok para que veas que no te miento.

Hay un montón de historias de personas que alcanzaron el éxito, fortuna y reconocimiento, luego de los 50 años. El famoso escritor, actor y humorista mexicano conocido como “Chespirito”, creador de la exitosa serie infantil “El chavo del 8”, comenzó a trabajar en esa serie a los 42 años, el dueño de KFC franquicia fundada por Harland Sanders, que cuenta con más de 22.000 restaurantes en más de 150 países, hizo esa multimillonaria empresa luego de los 50 años. Y son muchos más los casos de sueños materializados luego de «cierta edad». Yo tengo un sueño grande a mis 50 años, y sé que lo cumpliré.

Ni Sanders ni Chespirito dijeron “ya pasamos los 40 años, ya en esta vida no fue”. Yo tengo 50 años, y siento genuinamente que lo mejor de mi vida está por venir, que lo que me espera es mucho mejor de lo que he vivido, y eso que considero que he tenido una buena vida. 

Prima mía, te aseguro que estás muy a tiempo de hacer cualquier cosa que desees hacer, hasta mi mamá que tiene 83 años puede aún hacer muchas cosas, siempre le echo vaina de que debería tener un novio. Seamos personas sin fecha de vencimiento, con un niño interno vivo, inquieto y juguetón. 

Que en tu vida abunden las risas y los sueños cumplidos, recuerda siempre que estamos en gerundio.

50 días para 50 años✨

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Con los 40’s se han ido la prisa, la incertidumbre, el deseo de forzar las cosas y las ganas de que las cosas sean a mi manera. Ahora entiendo que el comportamiento ajeno no me pertenece, pero mi reacción a ese comportamiento sí. Por tanto no me estaciono donde la paz no me acompaña, y si algo me produce inquietud, me marcho en elegante silencio.

Expreso con claridad lo que quiero, no justifico mis elecciones, no tengo que argumentar lo que soy, sé con plena certeza que mi brillo será bien recibido por unos, y encandilará a otros, me quedo con quienes disfruten de mi luz sin sentir que apago la de ellos.

En ocasiones he sentido que debo pedir permiso para mostrar mi esencia, para ser quien soy, ahora me muestro orgullosa, segura y feliz, segura estoy que mi esencia es en si misma un filtro que me permite atraer aquello que resuena conmigo, por tanto no puedo cambiarla, pero sí puedo elegir a quien entregársela.

Hoy, a 50 días de cumplir 50 años, me siento más plena y feliz que nunca, me gusta todo lo que veo en mi, lo físico, lo espiritual y lo emocional, pareciera que de la noche a la mañana algo se movió dentro de mi, y todo aquello que lució adverso o desfavorable se convirtió en tierra fértil para el crecimiento de mi SER.

Estos días han sido mágicos, han llegado personas y situaciones que me han permitido hacer una retrospectiva de 20 años, de mirar distante pero no distinta a la Thamara de 30 años, en esencia la misma pero ahora más plena y hermosa en todos los sentidos. 

En 50 días tendré 50 años, lo escribo y lo pienso y me parece increíble sentirme y verme a mi misma de esta manera, que no haya mujer alguna que le tema a esta edad, porque es realmente maravillosa!

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Una mujer madura

Una mujer madura se entrega como nadie y ama como pocos. Tiene carácter, responde con convicción lo que tiene en su corazón. No complace, se complace, cede poco y lo da todo, al mismo tiempo que sabe como cuidarse y a quien entregarse.

Tanta seguridad a veces abruma, tanto amor propio a veces asusta. Esa mujer luce tan feliz sola que acompañarla luce como un reto para algunos. Hay que sumar a esa vida que luce tan plena para ganarse un puesto en ella, y debes bailar una armónica danza con la paz y la tranquilidad que la rodea. Como las cuerdas de una guitarra, que tocan la misma melodía pero no se tropiezan entre si.

No le preguntes a una mujer madura si te necesita, porque si la honestidad la acompaña la respuesta no será de tu agrado. No, ella no te necesita, ella te prefiere y te disfruta, pero cuando te vas esa mujer sigue sonriendo, tomando café y leyendo por las noches su libro favorito.

Foto De Mujer Mirando Al Espejo

Esa mujer madura se perfuma cuando estás con ella, y lo sigue haciendo cuando ya no estás, ella se arregla para ti, pero no por ti. Es que ella también disfruta verse linda, se toma fotos, se mira al espejo y se dice halagos a si misma. Esa mujer se siente hermosa y plena, segura y tranquila, se ama y se acepta.

Quizás en algún momento le dijo a alguien «Sí, acepto!» pero ahora cada mañana se dice a si misma «Sí, me acepto!» y es un matrimonio estable, lleno de amor, de mucho amor propio y de respeto el que lleva consigo misma. En una mujer madura hay espacio para más amor y para más entrega, serías muy afortunado si fueras el elegido. La fortuna de ese amor maduro, solo la reconoce quien está a la altura de recibirlo.

Mujer En Camiseta Blanca Sin Mangas Sentada En Un Banco De Madera Marrón

Los países no se acaban, y la realidad es de cada quien …

Que temita este, recuerdo que hace un año escribí un Tweet que dice “Conozco más venezolanos felices dentro de Venezuela que fuera de ella, emigrar no es una obligación, ni una moda, !si Ud está tranquilo en su casa y con su familia, quédese! que los países no se acaban y la realidad es de cada quien” @thamara14.

Bueno, este tweet tuvo miles de reacciones, me escribieron incluso por mensajería privada diciéndome que se querían regresar a Venezuela, que se identificaban con lo que yo había escrito, y que ciertamente fuera de Venezuela tenían bienestar, pero que no eran felices, y que querían volver a casa.

Lo que más me sorprendió de las reacciones de éste Tweet, fue que miles de personas pensaron al leerlo, que yo era adepta al gobierno, mi tweet les hizo pensar que yo era simpatizante del gobierno venezolano (se podrán imaginar los amorosos comentarios que recibí en Twitter). De paso lo repostearon en portales de noticia con millones de seguidores, por Instagram, y la cuenta colocó en la publicación «pasen a dejarle un saludo a Thamara», bueno aquello fue un desastre.

Yo de verdad no podía creer que decir que hay venezolanos felices aquí, iba a ser interpretado de esa manera. Como que yo apoyaba este desmadre, pues no, nada más lejos de la verdad. Eso me llevó a pensar en dos cosas, la distorsión de la palabra felicidad, y en la evasión de la responsabilidad personal. Y es que hacerte cargo de tu felicidad implica también hacerte responsable de tu infelicidad, y eso puede no gustarle a muchos.

La felicidad es una decisión y nuestra responsabilidad, pero eso no es masticable por la mayoría, porque no saben procesar el hecho de que entonces su infelicidad también sería su responsabilidad. Nuestro bienestar no depende del entorno ni del gobierno de turno, estuve un año fuera de mi país y por eso te puedo decir con propiedad que conozco más venezolanos felices dentro de Venezuela, que fuera de ella.

Para los que están en Venezuela y se quisieran ir, puede sonar absurdo, pero es una realidad que vi en los rostros de venezolanos en la primera potencia del mundo, sí, en EEUU, el país a quienes muchos se quisieran ir y del que muchos venezolanos quieren irse para regresar a casa, porque como siempre escribo “La realidad es de cada quien”.

Hay venezolanos con impedimentos reales y muy graves para regresar, pero también hay otros que no regresan, porque han comprado la versión, la historia o el cuento de que en Venezuela ya no se puede vivir. La realidad es que sí se puede, muchos estamos acá felices en casa y con la posibilidad de abrazar a nuestra familia, bueno, la que acá aún permanece, en mi caso tengo acá a mi mamá, mi hermano, y mi más grande amor, mi mejor compañía, mi hija. 

Pero realmente el tema que me inspira a escribir hoy no es la política, tema del que solo soy una víctima más, pero no sé nada, en verdad el tema de hoy, el cual por cierto me apasiona, es que tú realidad solo la determinas tú, el entorno y la política nos afectan, pero no nos determinan. Hacer de tu hogar, tu familia y de tú espacio, una burbuja de felicidad, paz y tranquilidad, no es solo una posibilidad, sino que debería ser un deber.

Tener un entorno saludable y tener la conciencia de que hay cosas que no dependen de nosotros, pero hay otro montón de cosas que sí las podemos determinar, nos da el poder de cambiar las cosas a nuestro favor. Podemos hacer muchas cosas, yo ni me las sé todas, ni las hago todas, pero te comento algunas que he hecho que me han traído paz y sonrisas, jamás no veo noticias, ni por curiosidad, agradezco todo cuanto tengo, lo disfruto y lo valoro, cada día fortalezco mi relación con Dios, oro y descanso en su amoroso y tierno cuidado de mi vida y la vida de mis hijos.

También he encontrado una actividad que me llena, me relaja y me hace feliz, que es la escritura. Así que no es imposible estar bien en nuestra casa, y no te escribo para que te regreses si estás fuera, o para que no te vayas si estás aquí en Venezuela, pero seguramente el que está fuera tiene a alguien aquí, y muy probablemente el que está aquí, tiene a algún familiar fuera del país y la idea no es vivir en la añoranza, sino en el disfrute del presente, que es realmente lo único que tenemos.

No se vale estar en un lugar, añorando estar en otro, porque en la añoranza siempre se pierde lo más valioso y lo único que cuenta, el momento presente. La depresión es vivir en el pasado, y la ansiedad, vivir en el futuro, date el regalo del presente, di gracias, o haz una respiración profunda, abraza al que tengas cerca, tómate un café sentado y con pausa, hay maneras de conectarnos con el presente, y sobre todo, siempre, siempre, hay maneras de disfrutarlo.

Esta mujer que te escribe hoy te lo dice con total propiedad, una mujer que se embarcó en Miami en un lujoso crucero por Las Bahamas, el cual no disfruté porque estaba deprimida y que hoy estoy en mi casa en Venezuela, feliz de levantarme cada mañana y de poder hacer mi café en mi cocina verde manzana, donde me lo tomo con pausa, en paz, a mi ritmo, y lo acompaño con galletas marías y especialmente con gratitud.

Hoy más que nunca he entendido y reconocido que mi felicidad no depende de mi entorno, que lo externo me afecta pero no me determina. Aunque sí, les confieso que el pedacito de mundo donde se me hace más fácil ser feliz, son mis 83 metros cuadrados donde está mi cocina verde manzana, en Barquisimeto Estado Lara. Porque como siempre les digo, “la realidad es de cada quien”.

Thamara

Feliz Día de La Mujer

Nos dicen “complicadas” y estoy de acuerdo, un día un hombre me preguntó ¿por qué tratas tan mal a las mujeres?, y le dije que disto mucho de eso, que simplemente soy una mujer observadora y crítica del comportamiento humano, y que tengo más amigos hombres que mujeres y eso me hace conocer mejor cómo reaccionamos ante las situaciones emocionales de la vida. 

En este contexto, complicadas no tiene una connotación negativa para mi, el ambiente hormonal de las mujeres tiene particularidades que no lo tienen los hombres, nuestras necesidades afectivas son distintas, nuestras maneras de sentirnos amadas son completamente diferentes.

Ante un problema una mujer quiere hablar y un abrazo, ante la misma situación un hombre quiere distancia y silencio, y vendrá a contarte el problema cuando ya lo tiene resuelto, no es que no te tenga confianza, es que es su naturaleza reaccionar de esa manera.

Nosotras no somos difíciles, somos complejas, a veces somos como una especie de cebolla que hay que deshojar, el hombre es más básico, simple, más fácil de complacer, es más directo, si dice “no quiero hablar”, es que de verdad no quiere hablar, en tanto que NI se te ocurra dejar a una mujer sola cuando te dice “déjame sola, no quiero hablar”.

Pareciera que está en nosotras el torpe deseo de que nos adivinen las necesidades, algo así como “quiero algo y quiero que sepas que quiero algo, y si te lo pido ya no lo quiero”, una vaina así. 

Amo ser mujer, es único, poder salir embarazada, conectar tan genuinamente, la empatía femenina es mágica, nuestra manera de profundizar en una conversación y el permiso que casi todas nos damos de ser vulnerables y honestas cuando estamos en frente de la persona correcta.

A el hombre le cuesta muchísimo ser vulnerable, y ante mí no hay nada más tierno que un hombre sensible y vulnerable, y me atrevo a asegurar que solo una mujer puede sostener emocionalmente a un hombre así, un amigo le diría seguramente “no seas marico vale”, y aunque no lo dice por mal, no tiene esa capacidad de conectar como la tenemos las mujeres. 

A mis 51 años ya no me conecto tanto con la mujer guerrera que puede sola con todo, nos echaron ese vainón y le pusieron el nombre de “igualdad”, cuando no es otra cosa que la renuncia a la esencia femenina, esa que todas tenemos, nuestra más profunda necesidad primaria: amor y protección. 

Poder con todo es excelente, aunque no creo que sea del todo cierto, pero querer poder con todo es otra cosa, en mi caso lo primero es casi del todo cierto, lo he vivido y lo he logrado, muchos años mientras mis hijos eran pequeños, pude con todo, pero ya no quiero poder con todo, recurro a mi hijo, a mis amigos o a la persona que tengo en mi vida y elijo poner pausa a mi lado guerrero para simplemente ser una mujer conectada orgullosamente con su esencia. 

Es pesado el título de “guerrera”, y no solo por las actividades que eso implica, sino por el hecho de que en ocasiones tiene la connotación de que vivimos peleadas con la vida, en una agotadora guerra muchas veces estéril, y ni cuenta nos damos.

No sé con qué te identificas, si con la guerrera, o con la mujer sensible que reconoce que necesita o simplemente desea ayuda en la vida, pero si ya te has paseado por la primera, te invito a que visites la segunda, quizás te quedes sorprendida de la paz que te produzca encontrar a esa mujer sensible dentro de ti.

El mayor regalo que nos podemos dar las mujeres, es ser libres de alma, expresarnos claramente, defender nuestras convicciones, saber qué es aceptable en nuestras vidas y qué no lo es, poder saber y decir “esto no me funciona, no me hace feliz, no me lo merezco”, y salir de ese lugar con una sonrisa y la certeza de que estarás bien.  

Feliz Día de La Mujer, seas guerrera, o seas princesa, hagas todo o pidas ayuda, seas madre o hayas elegido no serlo, seas independiente o recibas con gratitud que alguien te sostenga económicamente, tengas una profesión o un oficio que ames, ten un Feliz Día y una feliz vida bajo tus propios términos, en tus propios pies, y en el camino que elegiste transitar.

Con amor, Thamara. 

Café espiritual

El café es la segunda bebida más consumida en el mundo después del agua, los hay muy diversos, y más distintas aún son las maneras de prepararlo y disfrutarlo. 

Son muy pocas las personas que conozco a quienes no les gusta el café, pero incluso para ellas, escuchar “vamos por un café”, es sinónimo de una invitación a conversar, o a compartir un buen momento. 

Hoy mientras me tomaba un buen café, y en mis tiempos de introspección, que por fortuna cada vez ocupan más espacio en mi vida, pensaba en el café y en sus propiedades, mientras disfrutaba de su aroma y su sabor. Inmediatamente pensé, “qué maravilla sería poder tomarnos un café que nos despertara también espiritualmente”.

Una especie de café espiritual, y pensé en este artículo y dije ¿cuál es el mío?, ¿qué me hace despertar?, y en lo primero que pensé fue en los años que he pasado dormida, dormida en lo más oscuro de la vida, apagada, deprimida.

La depresión apaga los sentidos, la esperanza, el deseo, la risa, y lo peor, apaga las ganas de vivir. Nada despierta en mí mayor empatía que una persona deprimida, siento un deseo de correr a su lado, de abrazarla, de ayudarla, porque sé el horror que es estar deprimido, y por largo tiempo. 

El que me conoce, pero no en profundidad, pensará que exagero, o incluso que miento, porque mi personalidad no hace match con una mujer deprimida, todo lo contrario, soy intensamente alegre, jocosa, me río a carcajadas a diario con distintas personas, soy positiva ante toda situación, y mi permanente optimismo incluso causa extrañeza en la gente que me rodea. 

Varias veces me han preguntado, “Thamara, ¿cómo haces para ver siempre lo mejor en todo?”, y realmente lo que se me hace imposible es ver lo peor en algo. Tengo una mente entrenada para ser una mujer positiva y optimista siempre, no nací así, lo cultivé intencionalmente.

Claro, hay momentos en los que me quiebro, en los que dudo, y hasta me pongo brava con la vida, pero realmente duran muy poco, porque también estoy entrenada para reconocer las emociones en donde no me quiero estacionar.

Ahora viendo en retrospectiva los meses, incluso una vez fueron años, en los que he estado deprimida, de cierta manera suscribo unas palabras que leí en un libro de Tony Robbins, donde parafraseando decía algo así como que la depresión se planea. Primero me hizo ruido esa frase, pero luego capté su sentir y la esencia de su mensaje.

Tony Robbins comenzó diciendo “cuando eliges estar todo el día en la cama, sin bañarte, comiendo mal, respirando mal, con mala postura, alimentando malos pensamientos, etc, estás planeando la depresión”. Y esto me pareció muy alentador, saber que hay cosas que sí están en nuestro control ante tan devastadora enfermedad.

Y sí, de cierta forma hay cosas que sí podemos evitar, como quien detecta un cáncer en un estadío temprano, ya luego, cuando la depresión nos arropa, podría ser tarde para intentar evitarla con éxito. 

Este “café espiritual” podría ser el blindaje emocional y mental que necesitamos para estar conectados con la gratitud, con la esperanza, y con la alegría. 

El cerebro no puede estar triste y alegre al mismo tiempo, de hecho, tampoco puede distinguir una risa falsa de una verdadera, así que la próxima vez que te sientas mal, sonríe, esboza una sonrisa en tu cara, de esa forma vas a despistar al cerebro, y pensará que te sientes bien. Suena loco, pero inténtalo, nada tienes que perder.

El orden de la emocionalidad es: el pensamiento genera un sentimiento, el sentimiento genera un emoción, la emoción genera una acción, y la acción genera resultados. Si damos un salto tenemos que, pensamientos es igual a resultados.

Pero en ese orden, hay atajos, recursos, y uno de ellos lo leí en un libro del Dr Mario Alonso Puig, y dice “El cuerpo es capaz de resolver lo que la cabeza, por más que lo intente, no puede”. 

Así que en ocasiones en donde la mente esté jode que jode, levántate, muévete, baila una canción, camina, báñate, finge una sonrisa, piensa en un momento feliz de tu vida, tómate un café, escribe, o todas las anteriores. 

Recuerda el café espiritual cada mañana, para mantenernos despiertos desde el alma y desde el ser, porque como decía Facundo Cabral “no estamos deprimidos, estamos distraídos” 🍀🍀🍀

Café espiritual 🍀

El café es la segunda bebida más consumida en el mundo después del agua, los hay muy diversos, y más distintas aún son las maneras de prepararlo y disfrutarlo. 

Son muy pocas las personas que conozco a quienes no les gusta el café, pero incluso para ellas, escuchar “vamos por un café”, es sinónimo de una invitación a conversar, o a compartir un buen momento. 

Hoy mientras me tomaba un buen café, y en mis tiempos de introspección, que por fortuna cada vez ocupan más espacio en mi vida, pensaba en el café y en sus propiedades, mientras disfrutaba de su aroma y su sabor. Inmediatamente pensé, “qué maravilla sería poder tomarnos un café que nos despertara también espiritualmente”.

Una especie de café espiritual, y pensé en este artículo y dije ¿cuál es el mío?, ¿qué me hace despertar?, y en lo primero que pensé fue en los años que he pasado dormida, dormida en lo más oscuro de la vida, apagada, deprimida.

La depresión apaga los sentidos, la esperanza, el deseo, la risa, y lo peor, apaga las ganas de vivir. Nada despierta en mí mayor empatía que una persona deprimida, siento un deseo de correr a su lado, de abrazarla, de ayudarla, porque sé el horror que es estar deprimido, y por largo tiempo. 

El que me conoce, pero no en profundidad, pensará que exagero, o incluso que miento, porque mi personalidad no hace match con una mujer deprimida, todo lo contrario, soy intensamente alegre, jocosa, me río a carcajadas a diario con distintas personas, soy positiva ante toda situación, y mi permanente optimismo incluso causa extrañeza en la gente que me rodea. 

Varias veces me han preguntado, “Thamara, ¿cómo haces para ver siempre lo mejor en todo?”, y realmente lo que se me hace imposible es ver lo peor en algo. Tengo una mente entrenada para ser una mujer positiva y optimista siempre, no nací así, lo cultivé intencionalmente.

Claro, hay momentos en los que me quiebro, en los que dudo, y hasta me pongo brava con la vida, pero realmente duran muy poco, porque también estoy entrenada para reconocer las emociones en donde no me quiero estacionar.

Ahora viendo en retrospectiva los meses, incluso una vez fueron años, en los que he estado deprimida, de cierta manera suscribo unas palabras que leí en un libro de Tony Robbins, donde parafraseando decía algo así como que la depresión se planea. Primero me hizo ruido esa frase, pero luego capté su sentir y la esencia de su mensaje.

Tony Robbins comenzó diciendo “cuando eliges estar todo el día en la cama, sin bañarte, comiendo mal, respirando mal, con mala postura, alimentando malos pensamientos, etc, estás planeando la depresión”. Y esto me pareció muy alentador, saber que hay cosas que sí están en nuestro control ante tan devastadora enfermedad.

Y sí, de cierta forma hay cosas que sí podemos evitar, como quien detecta un cáncer en un estadío temprano, ya luego, cuando la depresión nos arropa, podría ser tarde para intentar evitarla con éxito. 

Este “café espiritual” podría ser el blindaje emocional y mental que necesitamos para estar conectados con la gratitud, con la esperanza, y con la alegría. 

El cerebro no puede estar triste y alegre al mismo tiempo, de hecho, tampoco puede distinguir una risa falsa de una verdadera, así que la próxima vez que te sientas mal, sonríe, esboza una sonrisa en tu cara, de esa forma vas a despistar al cerebro, y pensará que te sientes bien. Suena loco, pero inténtalo, nada tienes que perder.

El orden de la emocionalidad es: el pensamiento genera un sentimiento, el sentimiento genera un emoción, la emoción genera una acción, y la acción genera resultados. Si damos un salto tenemos que, pensamientos es igual a resultados.

Pero en ese orden, hay atajos, recursos, y uno de ellos lo leí en un libro del Dr Mario Alonso Puig, y dice “El cuerpo es capaz de resolver lo que la cabeza, por más que lo intente, no puede”. 

Así que en ocasiones en donde la mente esté jode que jode, levántate, muévete, baila una canción, camina, báñate, finge una sonrisa, piensa en un momento feliz de tu vida, tómate un café, escribe, o todas las anteriores. 

Recuerda el café espiritual cada mañana, para mantenernos despiertos desde el alma y desde el ser, porque como decía Facundo Cabral “no estamos deprimidos, estamos distraídos” 🍀🍀🍀

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Ni tan fácil, ni tan obvio

Ni tan fácil, ni tan obvio, en pocos aspectos de la vida funciona una “talla única”, ni en los sueños, ni en los estándares de felicidad, ni en la ocupación soñada, y menos aún, en el amor. 
El amor no es ni tan fácil, ni tan obvio, es imperativo personalizarlo para poder vivirlo, no se puede experimentar con parámetros ajenos, ni con fórmulas de microondas que a otros quizás le han funcionado. 
Puede ser que algunas experiencias nos sirvan de referencia, yo leo mucho y ciertamente muchas cosas que he leído han resonado en mí, pero incluso, así resuenen en mí, quizás esa información o referencia no me sea útil en una relación o con alguien en especial.
Cuando hablo de “personalizar” el amor, me refiero a vivirlo con novedad, y hasta con ingenuidad en cada nueva oportunidad en nuestras vidas, porque ante una experiencia nueva en el amor, no se vale traer viejas razones y argumentos que no le pertenecen a esta renovada realidad. 
Es imposible pensar que el lugar común de “todos los hombres son iguales” sea cierto, tampoco lo es en el caso de las mujeres, y de ser así, entonces quédate con tu ex, así al menos sabrás de qué pie cojea, ya tendrías ese camino recorrido.
Presumo y creo no equivocarme, que el 100% de las rupturas obedecen a, que bien preferimos estar solos, o que le estamos apostando a que sí hay alguien con quien tendremos coincidencias, risas, una vida bonita, y que será un sano complemento en nuestras vidas. 
A pesar de que la opción de estar solos se vale, y es incluso más fácil y seguro alcanzar la paz y la tranquilidad de esta forma (lo he experimentado), la opción más retadora, nada fácil y nada obvia como enamorarse y emprender una relación, es la preferida de casi todas las personas que conozco, y es que en el fondo de nuestro corazón, sabemos que el amor en forma y rostro de un buen complemento, hace todo más bonito .
He oído a muchas personas decir que son felices estando solos, yo lo he dicho muchas veces y de verdad, pero al final ese espacio busca inexorablemente ser llenado, y hay algo en nosotros que se potencia cuando estamos en una relación amorosa.  
No creas tú que todos los hombres que conoces, o todas las mujeres, responderán de la misma manera al interés, a la cercanía, ni demostrarán lo que sienten de la misma forma que tú, o que las personas que has conocido en tu vida. 
Las comparaciones raras veces resultan útiles, al menos entre seres humanos, no hay nada más odioso que un padre comparando a un hijo con otro, o una persona comparando a su relación actual con su ex pareja. Podrías estar sacando lo peor de esa persona al compararlo. 
Parte de lo más hermoso de la vida, es saber que en cada viaje, el copiloto siempre hará la diferencia, puedes ir en una carretera discutiendo y con mala cara, o puedes ir cantando y tomado de la mano con la persona que más te hace reír. Es el mismo trayecto, pero jamás será el mismo viaje.
Ni tan fácil, ni tan obvio, pero siempre valdrá la alegría intentarlo, sorprenderte contigo mismo y decirte “pero yo no suelo hacer esto”, o “¿porqué me río mil veces cuando pienso en esta persona?”, “¿por qué no me importa ceder?, ¿pero y yo de donde estoy sacando esta paciencia?, son preguntas que me he hecho varias veces en la vida, y ese cambio, ese turismo de aventura emocional, lo he disfrutado y me ha sentado bien.
Mientras tú puedes estar pensando lo que pasará dentro de varios meses, la otra persona podría solo decirte “mañana es nuevo día”, mientras a ti se te hace fácil decir las cosas, abrazar y besar, el avance de la otra persona podría ser casi imperceptible para la mayoría. Como decía el principito “lo esencial es invisible a los ojos”.
De repente, y por no ser ni tan fácil ni tan obvio, el amor hay que deshojarlo, ir quitando capa a capa temores, prejuicios, dudas, inseguridades, llegar al fondo y contemplar la vulnerabilidad de quien no sabe expresar lo que siente, porque de hecho pensaba que no volvería a transitar por esa emoción.
Siempre valdrá el esfuerzo y la alegría el susto del amor, porque, a pesar de no ser ni tan fácil, ni tan obvio, siempre será el mejor regalo que le podemos dar a una persona.
El susto del intento, siempre será mejor que el lamento del arrepentimiento por no haberlo intentado, porque a pesar de que en la vida y en el amor las certezas absolutas no existen, es muy hermoso y gratificante entregarlo todo, ya el hecho de que lo valoren o lo correspondan escapa de nuestro control.
La parte del amor, que sí es muy obvia, aunque no tan fácil, es aceptar a la otra persona tal cual es, nada invalida más a un ser humano que quererlo cambiar.
Pero la buena noticia es, que al transitar el sendero de aceptarlo, es muy probable que observes cambios favorables en esa persona, porque el amor y la validación hacen milagros.
Si quieres un camino más expedito para estar tranquilo, no te enamores, si prefieres caminar más rápido, no te enamores, pero si de verdad quieres expandirte, crecer, y retarte en cada esquina de tu ser, abraza el susto de amar como si de eso dependiera tu vida. 

Gracias 2022 | Hola 2023

Este año, leí y escribí, lloré y sonreí, me levanté y me caí, me frustré y seguí, canté, bailé, sufrí, pero jamás, jamás, me rendí. 

Jamás me he rendido ante nada que realmente me interese, crecer espiritualmente, intelectualmente, profesionalmente, en el amor, en ser mejor madre, mejor ser humano, retarme en todo me hace sentir viva y feliz. Jamás me oirán decir “yo soy así”, como una excusa débil para no cambiar aquello que podría lastimar a los seres que amo. 

Sé amar con todo, y eso me hace transitar en ocasiones por emociones intensas, no soy una mujer superficial, narro con detalle mis emociones y eso a veces abruma a quien recibe la información, pero eso forma parte de mi, de mi transparencia y de mi carácter genuino.

La escritura vino a salvarme la vida, y hasta algunas relaciones, las letras no se quejan de que hablo mucho, fluyen conmigo y yo con ellas, y siempre luego de encontrarnos, Thamara parece salir de un spa donde recibió un masaje relajante, sale más serena y tranquila. 

Me gustan los cambios que me hacen sentir que tengo todo por aprender, estar en modo aprendiz siempre me ha encantado, me fascina estudiar, leer y absorber lo bueno que tantísimas personas le están aportando hoy al mundo, y más ahora que todos tenemos esa valiosa información al alcance de un click. 

El 2022 fue más que maravilloso, todo cuanto anhelé y me propuse lo logré, ha sido un año para volverme a conectar con esa Thamara que estaba dormida, la que sueña y camina determinada a lograr todo cuanto se propone. 

Vivir en mis propios términos es algo que me llena inmensamente, saber que lo bueno lo logré yo, y que lo malo lo decidí yo y por tanto tengo todo el poder de cambiarlo, es mi mayor fuente de paz y tranquilidad. 

No hay manera de que culpe a alguien o a algo de lo que sucede en mi vida, no dependo de nadie más que de Dios y de mi propio enfoque y determinación, nada externo puede doblegarme, siempre que me he quebrado ha sido por mis diálogos internos, y por mis malas decisiones. 

Hace poco le dije a alguien “a mi difícilmente lo externo me quiebra, yo soy como el hierro, que lo único que lo quiebra es el mismo cuando se oxida”, solo cuando me he saboteado a mi misma, me he quebrado.

En Mayo supe que sería abuela, un anhelo de años, y siempre le dije a mis hijos “yo parí a los 18 años, me hacen el favor y máximo a mis 50 años quiero ser abuela”, y así fue, con 50 años ya mi Kira, mi nieta perfecta, estaba dentro de mi hija, así que fui abuela a los 50 años. 

Este año publiqué mi primer libro, aún me parece un sueño haberlo logrado y de la manera como lo hice, sin saber nada de como publicar un libro, y lo hice todo solita, solo en la portada me ayudaron dos amigos, de resto, lo hice yo.

En varias ocasiones en mi vida profesional, he dicho que sé hacer algo de lo cual no tengo idea, y en 48 horas, ya lo sé hacer, me pasó a mis 20’s y me sigue pasando a mis 50’s, soy maleable, me adapto, crezco y aprendo con gran facilidad. 

No hay nada que hubiese podido hacer a mis 30 años, que no esté en capacidad de hacer ahora, pero sí hay muchas cosas que sé y puedo hacer ahora, que hace 20 años ni hubiera soñado ser capaz de hacerlas.

La gratitud y la plenitud que siento en este momento, es inmensamente mayor a la que suelo sentir siempre, yo siempre soy una mujer agradecida, pero la plenitud que siento hoy, es algo casi inenarrable, incluso para mi que ni las letras ni las palabras se me agotan casi nunca. 

Este 2022 todo se movió para bien, mis hijos están felices y plenos, mi nieta es preciosa, perfecta y sana, yo estoy feliz con mi libro y cada vez que escribo la verdad siento una felicidad que a veces no comprendo. Es un mundo de paz y salud mental lo que he encontrado en la escritura. 

GRACIAS 2022, me dejas llena, plena, feliz, conmovida, sorprendida, esperanzada, fuerte, segura, amada, bendecida y eternamente AGRADECIDA.

FELIZ AÑO 2023

Quédate

No es tan fácil en ocasiones saber en donde intentar, en donde insistir, como persistir o cuando abandonar. 

Dependerá de muchas cosas, ¿con quién lo estamos haciendo?, ¿como me siento cediendo?, ¿cuanto tengo que ceder en esta relación?, y un montón de factores independientemente si la relación es con nuestros hijos, nuestra pareja o nuestra familia. 

Pero no todo es tan incierto, hay caminos, señales, que nos aclaran el panorama, comencemos con el escenario de pareja. 

Hace años, vi una película que trataba de una pareja que se estaba divorciando, y al final de la película ellos se reencuentran y la esposa le dice a su esposo “he decidido que de todos los defectos de los hombres que hay en el mundo, me quiero quedar con los tuyos”.

Qué buen punto de partida entender eso, comprender que el ser amado viene con tristezas, temores, errores, diferencias, defectos y un montón de características que se vuelven un reto para nosotros como su pareja. 

Como les he escrito en otras ocasiones, las relaciones no crean problemas, las relaciones “revelan problemas”, las diferencias y los desencuentros en una pareja revelan problemas, y esos problemas no son más que áreas de oportunidad para crecer. 

Hablaré en este caso de parejas heterosexuales, son las que conozco y he experimentado, no sé que ocurre en las parejas del mismo sexo, y prefiero no opinar. Pero en mi experiencia con hombres, no hay manera de que las diferencias en nuestra emocionalidad, en nuestro ambiente hormonal, en la manera de distinta en que vemos la vida, y la forma de resolver situaciones, NO hay manera de que eso sea en sí mismo un problema.

Todo lo que un hombre aporta en una relación o ante una situación, que es tan distinto al aporte que podemos hacer las mujeres, es un divino complemento, es todo aquello que las mujeres no podemos ver y no sabemos dar, la masculinidad es algo ajeno para una mujer, por muy guerrera que esta se crea, y la verdad a mis 51 años, veo muchas guerreras agotadas y arrepentidas, que se quieren pasar al bando de las princesas, yo soy una de ellas. Renuncié hace años a querer ser una guerrera e intentar poder con todo, es muy agotador.

Y ahora, tú dirás, ¿donde me quedo?, ¿cómo saberlo?, ¿quien merece mi intento, mi esfuerzo y mi intencionalidad diaria?

Bueno, quédate donde te apaguen los miedos, y te enciendan tu luz, donde tus defectos parecieran haberse quedados dormidos, y tus virtudes saltan al servicio de la relación que quieres cultivar y cautivar, donde en un mal momento brote la nobleza y no la ira y el deseo de responder, donde de tanto poner a tu pareja como tu prioridad, de manera natural y espontánea termines tú siendo la prioridad para tu pareja, donde le sepas respetar sus silencios y no los tomes como algo personal, y en donde esos silencios se vayan desvaneciendo porque sepa que su refugio seguro eres tú.

Quédate en los abrazos largos, los besos dulces, y en donde ya no tengas sexo, sino que hagas el amor. Quédate en una relación en la que entren cómodamente tú, y tus miedos, tus temores, tus defectos, y aún así, que no haya una sola noche en donde te vayas a dormir sin abrazarlo y sin darle un cálido beso de buenas noches.

Hace poco le dije a alguien «ya no estamos para ponernos un zapato apretado», si la relación no te queda cómoda, no entres en ella, quédate con un zapato cómodo con el que puedas caminar por la vida cómodamente y por largo rato.

En conclusión, sabrás perfectamente donde estacionarte, porque vas reconocer la mirada de ese ser que día a día saca la mejor versión de ti, de manera fluida, bonita, armónica y sin esfuerzo.

Generalmente sabemos donde quedarnos, y también, de donde tenemos que partir. 

¡No te metas mamá!

Antes que nada quiero decirte algo que quizás ya has notado, este blog, este espacio tan especial y único para mi, y que tú has abrazado tan bonito, no tiene un ritmo definido más que mi ser y mi inspiración.

Hay días muy movidos emocionalmente, como éstos (no es para menos, estoy a pocos días de ser abuela, así que preparado), en donde casi a diario siento la necesidad imperiosa de escribir, y hay semanas en las que no me siento tan inspirada como para intentar dejar una huella aquí, para mi y para todos los que me leen.

Así que al ritmo de mi corazón y de mi musa les seguiré dejando la piel en este rincón de amor en letras 🍀

Difícilmente una madre, en algún momento de su vida, no escuchará esta frase, “¡mamá, no te metas, es mi vida!”, y yo reflexiono y pienso, “ya va, quien primero se metió en mi vida fuiste tú”, no solo en mi humanidad física, en mi vientre durante 9 meses, sino en lo más profundo de mi ser, en mi alma y en mi corazón.

Se tiene un hijo y se siente que el corazón nos comienza a latir fuera del cuerpo, es una vaina loca, llega un amor que no conocíamos, un susto que no teníamos y unas ganas incontrolables de protegerlos de todo. El amor y el deseo de protegerlos crecerá con los años, y el susto no se irá jamás. 

Recuerdo cuando el padre de mis hijos y yo intentamos que nuestra hija aprendiera a andar en bicicleta, tan pronto le quitábamos las dos rueditas traseras, Mariandrea iba a directo al suelo, yo le decía «ya va Luis Eduardo, le quitamos una primero y luego la otra», y nada, fuera la izquierda o la derecha, nuestra hija iba directo al suelo, así que yo le dije luego del tercer raspón de rodillas «Ay no, déjame a mi muchacha tranquila, ya tiene las rodillas peladas», y la bicicleta permaneció con las rueditas traseras y luego fue arrumada.

Bueno, a mi hija le tomó miles de millas aéreas, un viaje mochilero por 3 continentes, donde expandió su mente, su cuerpo y su ser, que finalizó en La India, a sus 28 años, para aprender a manejar bicicleta, porque su mamá, a sus 4 años, no la quiso ver con las rodillas escarapeladas. Esas ganas de protegerla, están intactas.

Al ser madre se puede pasar de sentir que todo lo tenemos bajo control, a una suerte de suerte de susto con vigilia permanente, mientras son bebés y niños, todo está un poco más controlado, siempre están a nuestro lado, luego crecen, toman sus decisiones y te podrían salir con la frase ¡es mi vida mamá!”, y tú, “mira, mira, mira, fueron 9 meses de náuseas, acidez, gases, y demás”, aunque eso no reviste ninguna relevancia en comparación a todo lo que ocurre luego del nacimiento de un hijo. 

Cuando los llevas a la primera piñata y no agarran jugueticos, y les ves la carita triste, ay no, yo les decía “quédate aquí hija/hijo, ya vengo”, y me lanzaba al suelo al rescate de los juguetes, jamás en mi infancia fui tan buena agarrando juguetes de piñata, pero entre mi condición de madre salvadora y la ventaja del tamaño, para mis hijos siempre agarré los mejores (las pelotas de piñata eran mi principal objetivo).

Luego llegaba orgullosa de mi pesca de juguetes, mis hijos me veían felices, y yo me sentía como una superheroína. Creo que no hay juguete más preciado para un niño que los que salen de una piñata, y no hay ridículo más grande y hermoso para una madre que meterse en una piñata.

Mis hijos no necesitan decirme expresamente que me necesitan, desde aquella carita triste por no agarrar juguetes de piñata, hasta una frase corta escrita en un chat, verles una cara que sabes que no están bien, o incluso cuando pasan cosas inexplicables, eso es un CTA, un «call to action«, un llamado a la acción.

En una ocasión, sentí como un apretón de barriga, y pensé en mi hija, siempre suelo abrir la conversación con mis hijos con “Hola hija (o hijo), Dios te bendice y te guarda siempre, ¿cómo estás?”, pero esa tarde cuando mi hija atendió mi llamada simplemente le dije “¿porqué estás llorando hija?”, hasta yo me sorprendí de haberle dicho eso, y mi hija me responde “vergación mamá, la lágrima aún no me ha llegado al cachete, ¿cómo sabes que estoy llorando?”, es de las vainas más locas que me han pasado con mis hijos. 

La conexión con mis hijos en mi caso es inevitable, con mi hija es aún más fuerte y evidente, a veces nos duelen las mismas partes del cuerpo, decimos o pensamos lo mismo al mismo tiempo, es algo de no creerse, pura magia (me encanta esta palabra porque me atrapan las cosas que no se pueden explicar).

Esos momentos en los que siento que mis hijos me necesitan, si los tengo cerca físicamente, no les pregunto qué les pasa, solo digo “¡ya voy para allá!”, y en el camino mientras conduzco en mi cabeza escucho el soundtrack de una película de Marvel (me pasó hace dos días con mi hija), y siento que me voy llenando de super poderes y que llegaré a solucionar cualquier cosa que necesiten mis hijos (incluso una aterradora cucaracha que tuvo el innecesario atrevimiento de volar), ¡cualquier vaina yo la resolveré!

 ¡De verdad no había necesidad de que las cucarachas volaran!, de pana.

Sean  necesidades emocionales, afectivas, un abrazo, hambre (pareciera la más fácil, pero no en mi caso que se me olvidó cocinar), un reguero, cualquier cosa, el sentimiento que quiero producir en mis hijos es “¡ya llegó mi mamá!”, y la frase que ellos quieren escuchar de mi es “¡tranquilo hijo, todo estará bien!”.

Es increíble lo que puedo llegar a sentir, o como puedo sentirme, cuando mis hijos me necesitan, me siento invencible.

No hay espacio, esfera emocional, u oportunidad más expedita para transmutar oscuridad en luz, ausencia en presencia, desamor en amor, que con un hijo. Con un hijo no se deberían valer expresiones como “yo no tuve esto (amor, abrazos, educación, algún bien material, etc), por eso yo no te lo doy”, en mi caso, de lo que más me faltó, fue lo que más les di a mis hijos. 

No hijos, no me voy a meter en sus vidas, ustedes se metieron en la mía, y me la cambiaron rotundamente para bien, no me voy a meter en sus vidas, me quedaré siempre en ellas, cerquita, orando, amando, abrazando, observando, acompañando, extrañándolos a veces, pero siempre anhelando y deseando con todo mi corazón que piensen y sientan ¡ya llegó mi mamá, todo estará bien!».

MIS HIJOS

Inténtalo

Hoy abrí los ojos y sentí, más que de costumbre, un deseo intenso de escribir, no pude desayunar, de vaina un café para abrir mi laptop y terminar de abrir mis ojos y hacer lo que sin duda se ha convertido en mi mejor y mayor pasión en la vida, escribir. 

Todo lo hermoso, contundente y significativo en mi vida, tiene implícito mucha magia, y situaciones o eventos que no se pueden explicar o justificar de manera lógica, simplemente son confirmaciones divinas, que reconozco cuando estoy muy despierta, que va mucho más allá de tener los ojos abiertos.

Sentí este deseo de escribir, y estando aún en mi cama agarro mi teléfono y lo primero que reviso son mis correos, y llegó la confirmación divina, de esas cosas que siempre me ocurren, tenía un correo de una editorial española invitándome a participar nuevamente en un concurso literario. 

El correo decía “La comisión organizadora del IES LÓPEZ DE ARENAS le agradece su participación en el anterior certamen y le invita a participar en el Tercer Certamen Literario de Microrrelatos «De la imagen a la palabra» del presente curso” y yo pensé, ¡qué increíble!, ya tengo más de un año tomándome esto de la escritura en serio.

Y allí comencé a pensar en letras, contando los segundos para llegar al teclado, y mi primera reflexión del día fue “todo es imposible hasta que alguien lo intenta”.

Todo nace de la decisión de alguien de intentarlo, antes del año 1969 era no sólo imposible, sino hasta impensable, el hombre pisando la luna, hasta que el 20 de Julio de 1969 los astronautas Armstrong y Aldrin se convirtieron en los dos primeros hombres en pisar la superficie lunar. 

Absolutamente todo comienza con intentarlo, desde un alunizaje, hasta el amor, desde un receta de cocina hasta un viaje, desde un cambio de trabajo hasta divorciarte de tu propia familia y darte cuenta que no eran una sentencia a muerte, que podías amar y despedirte al mismo tiempo, en un acto de mera supervivencia y salud emocional.

Dicen que la zona de confort es la más incómoda de todas, y aunque en apariencia en realidad luce muy cómoda y segura, con el tiempo ante la falta de novedad, de sorpresas, de retos y de sustos en la panza, ciertamente se vuelve incómoda. 

La salida más espeluznante de mi zona de confort, es el amor, enamorarme me voltea todo, soy una mujer intensa en todo lo que hago, cuando entreno cargo un peso que me deje sin aliento, cuando limpio no soy de echar una “barridita”, agarro lavaplatos y se lo echo a todo el apartamento, y lavo todo el piso, y cuando amo, ¡Ay cuando amo!, amo sabroso y con todo.

Ahora la intensidad está mal vista, se oye de hombres y mujeres, entre mujeres y hombres, “Ay no, eĺ es muy intenso”, peyorativamente hablando y como quien se refiere a una persona de la que hay que alejarse. Es que quizás está de moda la indiferencia, la distancia, el ya va, vamos muy rápido, dame tiempo, me da miedo, yo no sé hacer eso, y todo aquello que posterga lo que quizás después ya no será.

Las oportunidades pasan todos los días, todos los días despegan aviones de la pista, pero quizás jamás te vuelvas a tropezar con el mismo compañero de vuelo, y eso, podría hacer una gran diferencia en tu vida y en tus risas.

He escrito varias veces que yo jamás sentiré el pesar de no haberlo intentado, me quedo (por lejos) con el pesar de haber fallado, ese se me pasa rápido, del otro pesar no tengo mucha experiencia, pero me han dicho que es terrible, que no se va nunca, y que en las personas al filo de la muerte, el mayor pesar, y el más recurrente, es no haberlo intentado.

Solo soy espectadora de las vidas ajenas  (aunque a veces incluso, si te amo y me importas, me meto en tu vida), ¿la mía?, la mía la vivo, me equivoco, me río durísimo, caigo mal, caigo muy bien, amo, abrazo, le hago cosquillas a mis hijos (a sus 32 y 28 años), escribo todo cuanto quiero y me nace, monto mi navidad minimalista (3 cojines, 4 velas y 5 muñecos) y me siento en mi sofá, en la sala de mi apartamento, a reirme y burlarme de mí por lo choretas que me quedaron las luces y la mamarrachada que hice para intentar disimular la vaina, le tomo fotos y las publico en Instagram, sí lo sé, no soy normal, gracias a Dios, la gente normal es muy aburrida. 

Luego de intentarlo, viene un paso más comprometido, ya no es un “vamos a ver qué pasa”, sino un “hagamos que pase”, eso en los negocios y en el amor hará toda la diferencia. 

Si alguien me pregunta “¿lo intentamos?”, muy probablemente le diría que sí, pero luego de ese sí, y dependiendo de quien me haya hecho la pregunta, yo con prontitud pasaré a la segunda fase, a la fase de “haré que esto pase y que pase bonito”. 

A veces nadie te va a preguntar eso, nadie te dirá ¿quieres intentar entrenar?, a mi nadie me preguntó ¿quieres intentar escribir?, y aquí estoy en una de las aventuras más felices de mi vida. A veces el hacer que las cosas pasen solo es un acuerdo amoroso contigo mismo y con tus sueños. 

Recuerda siempre, que quien le huye al fracaso, le huye al éxito, que quien le huye al desamor le está huyendo también al amor, y que de tanto esquivar riesgos y pesares y de pretender, sin éxito, anticiparlo todo, se nos va la vida sin risas ni bailes bajo la lluvia. 

Bailar bajo la lluvia